Esta obra llega nueve años después del inesperado suceso de la primera parte, que además ayudó a establecer a los hermanos Peter Farrelly y Bobby Farrelly como dominadores de este curioso subgénero de comedia absurda sobre personajes gravemente disfuncionales.
Sin Carrey ni Daniels ni los Farrelly, la productora encontró una solución de bajo presupuesto para seguir explotando la historia: contratar a dos jóvenes desconocidos -Eric Christian Olsen y Derek Richardson- para interpretar al dúo protagónico en su imaginario primer encuentro, en la escuela secundaria, pero el film carece de la frescura del original.
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